Este viernes, por si alguien vive debajo de una roca, llegará a las pantallas españolas “Capitán América: Civil War”. Esta película será especial porque, al margen de adaptar un arco muy querido de los cómics, también supondrá el debut cinematográfico de un nuevo Spider-Man, que vuelve por fin a manos de Marvel.
Más allá del traje y de una frase, no conocemos absolutamente nada de este nuevo Lanzarredes, pero sí que hay una gran expectación a su alrededor y para calmarla, desde Blog de Superhéroes hemos querido hacer un repaso a lo que hemos visto de Spider-Man en el cine hasta la fecha. Vaya por delante que este es un artículo de recapitulación, sí, pero también de opinión, ya que no puedo separar mi punto de vista personal a la hora de ver a un personaje al que aprecio tanto. Dicho esto, comencemos.
Cualquiera que me conozca sabe que adoro a Spider-Man. Cuando aún no había cumplido los diez años, mi padre me llevó al cine a ver “Spider-Man”, la original de Sam Raimi. Inmediatamente, quedé prendado por el personaje: el traje, los secundarios, las lecciones de moral… Naturalmente, poco después también me enganché a la serie de animación noventera del personaje. De ahí, empecé a leer cómics sin tener mucha idea del inabarcable universo que iba a descubrir. Casi quince años más tarde, aquí estamos. Spidey siempre ha sido una constante todos estos años, mi ejemplo del “personaje perfecto”.
Mi relación con las películas a lo largo de los años ha sido algo desigual. Adoré el Spider-Man de Raimi cuando salió, ya que no en vano fue él el que me introdujo en el mundo del personaje. Incluso me gustó la tercera cuando la vi en cines (era joven e inexperto). Años más tarde, cuando estrenaron “The Amazing Spider-Man”, volví a revisar las de Raimi, y cambió mi percepción sobre las mismas. Prefería con mucho al Spider-Man atormentado que nos vendía Webb al naif y, por momentos, ridículo de Raimi. Era, a fin de cuentas, mi adolescencia. Cuando estrenaron la segunda, llegué a afirmar que era mi película favorita de Spidey. Sin embargo, con el paso de los años, mi recuerdo de las de Raimi iba mejorando, y las de Webb, por el contrario, empezaron a parecerme que traicionaban la esencia del personaje. Así pues, con Civil War aproximándose, me dispuse a verlas todas para aclarar mis sentimientos con respecto a lo que habíamos visto del personaje en el cine, sin verme influido por la nostalgia ni por otros sentimientos. Fruto de esa maratón, sale esta entrada.
La primera película de Spider-Man, en el año 2002, fue un evento difícil de entender a día de hoy, pero es comparable al de cualquiera de las grandes apuestas de las grandes compañías. Era el único superhéroe de los tres grandes que no llegó a la gran pantalla en condiciones decentes hasta el nuevo milenio. La película fue un éxito masivo de taquilla, pero, ¿fue una buena película de Spider-Man? En resumidas cuentas, sí. Sam Raimi captó a la perfección qué hace de Peter Parker un personaje tan único: es un perdedor, un perdedor al que la vida machaca y siempre se levanta. Raimi se guió por la premisa de ser absolutamente fiel al cómic, y los cambios fueron bastante superficiales: lanzarredes orgánicos, un Duende Verde con traje metálico… Sin embargo, la esencia del personaje seguía absolutamente intacta, y frente a producciones como “X-Men” (conocido es que en el set de esa película, los cómics estaban prohibidos), Spider-Man se alzó como un nuevo modelo de hacer cine de superhéroes, y fue el primer paso hacia lo que tenemos hoy en día. La película toca todos los temas clave, y combina perfectamente el origen del personaje con los enfrentamientos más icónicos con el Duende Verde. Una auténtica master class de cómo grabar un origen. Aquella primera Spider-Man sigue siendo, con mucho, mi película favorita de Spider-Man.
Sin embargo, los fallos más acusados de la misma no se verían en la propia cinta, sino en las sucesivas. Si bien Spider-Man es un prodigio, ya que se mueve y suena como debe en todo momento, es la parte de Peter Parker la que me deja un sabor agridulce. Tobey Maguire interpreta a un Peter Parker pardillo, y si bien eso es necesario en los primeros momentos del personaje, conforme va avanzando la película se siente fuera de lugar, y aún peor si tenemos en cuenta que es más grave conforme pasan las entregas. Sí, Peter Parker es un friki, pero eso deja de ser así tras la picadura de la araña, y no en vano tiene luego un gran grupo de amigos. Este Peter es excesivamente parado, excesivamente pasivo, y nunca llegamos a ver a ese genio en ciencias, más allá de algún pequeño intercambio (sobre todo en la segunda parte), ni a un tipo carismático y de habla fácil. Su relación con MJ cansa más allá de la primera película, y se vuelve repetitiva, con un constante tira y afloja que carece del encanto del cómic. No obstante, los secundarios salvan muchísimo las dos primeras películas: los villanos son impecables, la tía May es todo lo que debería ser, J.K. Simmons como Jameson (¡J.K. Simmons como Jameson!)… El foco de atención está en los lugares apropiados, así que los defectos de Peter y Mary Jane no son tan apreciables.
Y entonces llegó la tercera película y todo se vino abajo. “Spider-Man 3″ es el ejemplo perfecto de por qué un estudio no debería mediar jamás tan profundamente. Un cúmulo de despropósitos, uno detrás de otro, de decisiones tomadas sin sentido y apresuradamente. ¿Que Veneno es popular? ¡Mételo, aunque sea sin profundidad y haya que incorporar una trama muy complicada a una película ya llena de ellas! ¿Que los triángulos amorosos se estilan? ¡Mete dos, ya total! Pero sin duda, lo peor, es que acabas detestando a Peter y Mary Jane, y en el caso de Peter, incluso antes de que se ponga el simbionte. Ese es el gran fracaso de la tercera parte: convierte en odiosos personajes con los que has crecido y has aprendido a querer. “Spider-Man 3″ no es lo que debería haber sido, el culmen de un sueño: es coger ese sueño y pervertirlo, distorsionarlo por completo, hasta que no reconoces casi ningún elemento al que querer.
Con este escenario, y tras varios intentos de sacar adelante una cuarta parte (con rumores horribles de por dónde iban los tiros), Sony tiró por los suelos su franquicia estrella y rehacerla desde cero. Para ello, se contó con Marc Webb, que no tenía demasiada experiencia a sus espaldas, y las grandes apuestas eran Andrew Garfield como Peter Parker y Emma Stone como Gwen Stacy. Lamentablemente, “The Amazing Spider-Man” comete, en opinión del que escribe estas líneas, todos los errores que cometió la anterior trilogía y añade algunos nuevos. Todo tiene que ser distinto, diferente, y, ya que estamos, poco divertido. Convierten a Peter en un tipo que se sienta en la última fila, que desafía a los profesores, que tiene una actitud chulesca… y ese no es Peter Parker. Es un intento loable el de actualizar el estereotipo del “nerd”, pero no es esta la manera. No hay que desdibujar al personaje para hacerlo interesante, porque el propio Parker es más interesante que cualquier cosa que estuvieran intentando hacer.
No sólo esto, sino que su comportamiento es el de un déspota: hace promesas que no piensa cumplir, su relación con Tía May es practicamente una discusión continua, no deja decidir a su novia… El Peter de Maguire era lento y, por momentos, contradictorio, pero nunca llegaba al extremo de cuestionarte si es o no una buena persona. Y eso va en contra de las cualidades más básicas del personaje. Peter puede tener momentos de egoísmo (uno le costó la vida de su tío), pero siempre intentará hacer lo mejor para todos.
El foco de interés, además, es totalmente erróneo: todo el peso de ambas películas está centrado en la historia de los padres, lo que desvía la atención del hecho de que Peter Parker debería ser un chaval normal. Varias veces a lo largo de la película se hace referencia a que Peter no es normal, a que no le podría haber picado la araña a cualquier otro, y pasamos de tener un chaval de Queens que vive con sus tíos y al que, por vicisitudes del destino, le pica una araña, al hijo de un científico que se vio envuelto en una conspiración, y cuyos descubrimientos siguen reposando en sus hombros. Coge algunos elementos de Ultimate, es cierto, pero mientras que en ese Universo era solo una saga, en esta serie de películas es un acontecimiento que eclipsa, incluso, la muerte del Tío Ben.
Por el contrario, el Spider-Man de Garfield es una auténtica maravilla que hace honor al “Asombroso” del título. Jamás hemos visto a Spidey luchar así, moverse así, soltar ese tipo de bromas… El Spidey de Garfield es la perfección que su Peter no tiene. Es una auténtica lástima que no podamos involucrarnos tanto con él debido a su alter ego. Y si alguien roba estas películas es la Gwen de Stone. Es la viva imagen de la de los cómics, tiene algo que decir en estas películas y tiene una de las mejores secuencias de toda la saga. La lástima es que la misma no sirviera de nada. Si tuviera que quedarme con una de las dos películas de Webb, creo que priorizaría la segunda a la primera, en contra de la opinión popular, ya que, si bien pecan ambas de los mismos fallos, la segunda es mucho más espectacular. Sin embargo, no defenderé ninguna de ellas como una maravilla, ya que en todo momento se tiene la sensación de que no sabían bien qué hacer con el personaje, llevándolo de acá para allá, sin más máxima que “seamos diferentes”, y pecando de querer construir un universo sin construir primero a estos personajes. La moraleja es que “diferente” no significa “mejor”.
Así que aquí estamos, con un personaje con más de 50 años a sus espaldas, que pese a todo sigue encandilando a niños y adultos, y del que todavía, en toda su larga trayectoria, no ha tenido una película que le haga justicia. Creo que lo más cerca que hemos estado es en aquella primera película de Sam Raimi que, sin desdeñar a su secuela, colocó a Spider-Man en el ojo público como nunca antes, manteniéndose fiel a la esencia y al espíritu de los cómics más allá de los detalles cosméticos. Es una auténtica pena, ya que a estas alturas siento que, a pesar de que es un personaje mucho más potente, aún no hemos visto a una versión definitiva, como podría ser el Capitán América de Chris Evans o el Daredevil de Charlie Cox. Spider-Man es, lamentablemente, el héroe que aún no ha sido. La pelota está ahora en el tejado de Marvel: tiene el gran poder de hacer una versión de Spidey que esté a la altura, y, por tanto, la gran responsabilidad de hacerlo. Porque no es solo algo que queramos, sino algo que necesitamos. El mundo necesita a Spider-Man.
Escrito por Dani López en Blog de Superhéroes. Si no estás leyendo esto en Blog de Superhéroes, el artículo original lo encontrarás aquí …http://blogdesuperheroes.es/reflexion-heroe-nunca-fue-una-historia-spider-man-cine.La entrada [Reflexión] El héroe que nunca fue: una historia de Spider-Man en el cine apareció primero en BdS - Blog de Superhéroes.